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TESTIMONIOS

Javier Pérez-Sala Valls-Taberner

sobrino de Luis Valls

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“Publicidad la necesaria, propaganda cero e información, toda”

Javier Pérez-Sala Valls-Taberner, sobrino de Luis Valls, comparte con nostalgia algunos recuerdos sobre su tío que reflejan su carácter y su vida.

Durante una época en que Javier trabajaba en Madrid, aprovechaba cada oportunidad para visitar a su tío Luis en el Edificio Beatriz. Cuando el banquero viajaba a Barcelona, iba a casa de los padres de Javier. Los desayunos eran el momento ideal para sacarle las palabras, le gustaba hablar entonces cuando estaba relajado.

Al igual que su abuelo y su padre, Luis Valls siempre fue un líder en su generación. Un aspecto fundamental en la vida de Luis, cuenta su sobrino, además de la influencia de su padre, fue su entrada en el Opus Dei cuando era joven. Esta experiencia marcó profundamente su carácter y su visión de la vida.

Luis Valls es una persona difícil de igualar. Javier reconoce que la santificación a través del trabajo, uno de los principios básicos del Opus Dei es una cosa excelente. Según relata su sobrino, Luis Valls trabajó de acuerdo con este principio y vivió con extremada delicadeza las virtudes de pobreza, castidad y obediencia, siendo casi como “un cura banquero”.

Luis Valls mantenía un lema claro: «Publicidad la necesaria, propaganda cero e información, toda». Tenía un desapego notable por las cosas materiales, centrando su vida en el crecimiento interno, desde pequeño. Su carácter y coherencia se mantuvieron a lo largo de toda su vida. Aunque flexible en sus acciones, siempre se mostró fiel a sus principios.

Su vida giró en torno al trabajo, al Opus Dei y a la familia. Aunque no era de carcajadas frecuentes, su ironía y su sentido del humor se explicitaban en una media sonrisa constante. Luis prefería estar en segundo plano, disfrutando de su tiempo en San Rafael, una pequeña localidad segoviana, buscando la soledad como refugio.

Cuando Fernando Camacho falleció y el Banco Popular necesitaba un nuevo presidente, Luis intentó que su hermano Javier asumiera el cargo, mientras él permanecía como vicepresidente. Sin embargo, con la autoridad que tenía, esa idea no convenció al consejo del banco y Luis terminó asumiendo la presidencia. Eso sí, asegura Javier Pérez-Sala que “en cuanto tuvo la oportunidad, nombró co-presidentes para poder mantenerse en un segundo plano”. Una anécdota, relata su sobrino, que refleja su interés por permanecer en el anonimato, es que “cuando mi madre sugirió a Luis Valls que escribiera sus memorias, él respondió con humildad; memorias no. No le interesaría a nadie comprar ese libro».

Luis tenía pocas aficiones, se dedicaba completamente a su vida interior, su vida espiritual y su vida profesional. Era, en esencia, según su sobrino Javier, “una máquina”.

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