HUMANISTA
El Diario Madrid
Muy probablemente, de no haber sido banquero, seguro que Luis Valls hubiera terminado dando rienda suelta a su vocación oculta: la prensa. Colaboró con frecuencia en la prensa y vivió su propia aventura en los medios de comunicación.
Hacerse con un periódico
Corría el año 1962 cuando, tal y como cuenta el periodista Fernando González-Urbaneja1 , Luis Valls tuvo la idea de “crear un centro de discusión en la línea de la Liga de Educación Política, creada en 1914 por Ortega y de la Unión Catalana de Estudios Políticos Económicos y Sociales, creada en los años treinta por Cambó y presidida por Fernando Valls Taberner, padre de Luis”. Lo llamó FACES (Fomento de Actividades Culturales, Económicas y Sociales) y, junto a él, estuvieron como fundadores Juan Herrera (Edica, Banesto, Esso), Alfredo Jiménez Millas, Joaquín Benjumea (Urquijo), el general García Rebull, Javier Vidal (Huarte), García Moncó (ex ministro, Banco Bilbao), entre otros.
Con este objetivo en mente, FACES adquirió un vespertino que llevaba a medio gas desde 1939 y que, como cuenta el obituario que publicó El Magazine de El Mundo a las pocas semanas de morir Luis Valls2, “sufrió las iras de Fraga, ministro de Información, y fue cerrado en 1971 por Carrero Blanco”. Pero, ¿qué pasó?, ¿qué periódico era? Vayamos al comienzo de la historia.
El porqué de comprar un periódico
Rafael Bermejo, secretario general técnico del Banco Popular en la época de Luis Valls, recordaba un año después de su fallecimiento la época que él llamó “Los años prodigiosos” (1953 a 1973) en la cual, mientras se ocupaba del banco, Luis Valls decidió vivir su gran reto en el Cuarto Poder: “El periódico se convierte en una importante tribuna de pluralismo político, la primera en el mundo cerrado del franquismo, sin imponer una línea editorial. El diario Madrid fue una pieza clave de lo que después sería la transición política (…)”. Influir más que mandar era una frase que le gustaba decir a Luis Valls. Desde la tribuna de un periódico había mucho que hacer y decir para despertar a una sociedad acallada por el régimen totalitario en el que vivía desde hace casi 25 años. Así lo veía él1:
“En época de plena censura hace casi una veintena de años compré el periódico a la familia Pujol. Para tener la información prohibida, para disponer de un centro de discusión política y para afrontar los grandes temas nacionales alrededor de un rotativo, tenía su interés poseer la propiedad compartida del independiente vespertino madrileño”. El proyecto solo duró nueve años.
El cierre del Diario Madrid
Esta historia marca la vida de Luis Valls, no tanto por el obligado cierre del periódico, sino porque supuso el alejamiento de una persona a la que consideraba su amigo. En palabras de Bermejo, se trató de un “enfrentamiento con el editor Rafael Calvo Serer que, ansioso de protagonismo, se cree el dueño, cuando es solo un fiduciario”. En una entrevista que concedió al periodista Fernando González-Urbaneja1, con quien tenía muy buena relación, Luis Valls se sinceró sobre este incidente:
“El encontronazo fue con la propiedad, no con la redacción. Ningún redactor que haya pasado por el Madrid podrá recordar una sola anécdota que implique interferencia en su labor por mi parte. Creo que nadie podrá contar en su haber con un hecho con el que poder desmentirme. Tuve solo discusiones con la propiedad, con los accionistas de uno y otro signo, porque ambos quisieron quedarse con lo que no era suyo”. En este artículo Luis Valls trató de dejar clara su versión.
Retirarse a tiempo. No al general De Gaulle
Este es el título del artículo que supuso el principio del fin del diario Madrid. Se publicó el 1968, estando Antonio Fontán en la dirección de un periódico que contaba con una redacción repleta de prestigiosos periodistas: Miguel Ángel Aguilar, José Oneto, José Vicente de Juan o Alberto Míguez, entre otros. En la pieza se comparaba sutilmente a Franco con De Gaulle y suponía una llamada a retirarse del dictador, lo que les costó dos meses de suspensión. Aunque desde el comienzo habían querido ganarse el puesto de prensa independiente, cada vez con más frecuencia se volvía una opción muy crítica con el régimen.
Entretanto, Manuel Fraga había sido nombrado ministro de Información. Encargado de censurar todo aquella información o editorial periodística que se considerara disidente, parece ser que aprovechó una crisis empresarial (el enfrentamiento entre Calvo Serer y Luis Valls y otros accionistas) para clausurarlo. El 25 de noviembre de 1971 fue el último número del diario Madrid, del que Luis Valls guardó siempre un recuerdo agridulce, más por el desentendimiento con el que consideraba su amigo que por sufrir la dentellada de una censura a la que todavía le quedaban unos años para extinguirse.
Bibliografía
(1) Entrevista de Fernando Gonzalez-Urbaneja a Luis Valls publicada en El País (05/12/1976).
(2) Extracto de un artículo de obituarios titulado “La vida que ellos vivieron”, con un apartado dedicado a Luis Valls (“El banquero que leía la Biblia todos los días”), publicado en el suplemento MAGAZINE de EL MUNDO el domingo 31 de diciembre de 2006.