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TESTIMONIOS

Armando Guerra

conductor y escolta de Luis Valls

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“Valls se preocupaba de que el resto de conductores, cuando venían al banco, estuvieran bien atendidos”

Ser conductor y escolta de un director de banco en los años 80 y 90 en España no era una tarea sencilla. El grupo terrorista ETA marcó como uno de sus objetivos al banquero catalán y eso obligó, en su momento, a modificar algunas rutinas.

Armando Guerra se considera un afortunado por haber podido trabajar a su servicio. Guerra define a Valls como alguien humilde y sencillo. Cuenta que “ quería pasar desapercibido, tanto que se solía bajar del coche antes o después del sitio al que tenía que ir, no en la puerta”.

Lo define como un trabajador incansable “ de 9 a 9, incluso se llevaba muchos días trabajo a casa”.  Eso no era excusa para no estar pendiente de él, relata Guerra. Cuenta como los días en los que jugaba su equipo, el Real Madrid, don Luis le preguntaba por la hora del partido y ese día salía antes del banco para que le diera tiempo a llegar a su casa y poder verlo.

Guerra cuenta como Valls era una persona especial, llena de detalles y preocupada por los demás “cuando venían conductores de otros colegas, lo primero que pedía es que les atendiera, que les ofreciera comida o lo que necesitaran, algo que solo hacía Valls según decían los propios conductores”. Él mismo relata en primera persona como el propio Valls se interesó y pagó una intervención médica de su hijo, pero no porque Armando se lo dijera, sino porque se enteró por terceras personas. El agradecimiento de Armando llega incluso a asegurar que “ sabe que don Luis hoy sigue cuidando de él, que está a su lado”.

Su relato se completa con el momento más duro de Valls, su enfermedad, en la que “ a pesar de todo, él seguía trabajando en casa”. El conductor afirma “ don Luis trabajó hasta el final”.

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