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SU VIDA

Sus aficiones

La montaña, el deporte, leer, escribir y charlar. A veces, varias de esas cosas a la vez. El fin de semana, tenis. Entre semana, squash. A todas horas, leer y, a la menor posibilidad, quedar a charlar. Una hora y media -o hasta que se consumiera entero el puro- era el margen que se daba Luis Valls para disfrutar de la charla con un amigo. “Placer de dioses”, decía, parafraseando a Platón. Pero, ¿de dónde sacaba un alto directivo de banca el tiempo para hacer todas esas cosas?

Todo el tiempo libre

Lo desvelaba él mismo a un periodista 1: “Mi vida está organizada como si todo el tiempo fuera libre.” Esto es lo que ocurre, según decía, cuando se llega a la posición que él ostentaba. Menos estrés, buena dieta y deporte. Rehuía una vida sofisticada, los viajes de ocio, los yates, o acudir a costosos espectáculos. Era un gran lector y un escritor de nivel. “Es una manera de cargar baterías, mitad distracción, mitad trabajo reposado”, decía.

El deporte de pelota

Un par de veces a la semana jugaba veinte minutos al squash en una pista del Edificio Beatriz de Madrid . A pesar de que decía que casi todo su tiempo era libre, agendaba estos partidos como una cita más. Concretamente, la visita de las seis o de las ocho.
Con ese nivel de detalle contó su afición a la revista Futuro Empresarial2 en un reportaje dedicado a este deporte que tantos adeptos consiguió a finales de los años ochenta. Y es que, a buen seguro, le gustaba el squash porque es una disciplina que mezcla en sus reglas la audacia con la cortesía. “Cortesía y audacia deben ser, según la autora del texto, dos características que debe reunir un directivo”, ante lo que Luis Valls se mostraba de acuerdo y añadía los beneficios a nivel físico y mental:

“El trabajo me exige estar muchas horas detrás de la mesa, estudiando, escribiendo, despachando, leyendo, discutiendo. Todo esto, probablemente, crea estrés y con toda seguridad deteriora las condiciones físicas (…) Jugando al squash puedo mantener más fácilmente el equilibrio físico y mental”.

Domingos de tenis

En realidad, su gran pasión deportiva era el tenis, al que jugó todos los domingos hasta sus últimos años (en ocasiones con Manolo Santana). Hora y media semanal, casi siempre con el mismo contrincante, el también banquero Juan López Quesada.

Bibliografía

(1) Revista Panorama, 1 febrero 1988.

(2) Reportaje de Belén Del Hierro en la revista Futuro Empresarial, mayo de 1988

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